Nuestras mil cosas en directo

Escuchando a Max Richter mejorando a Vivaldi, casi lloro de la emoción;

me doy cuenta de que a veces en la vida pensamos que no se puede mejorar lo presente,

que no se pueden tener más cosas buenas, que no existe lo que está ausente,

pero existe y te espera de alguna manera, quizá tuiteando en tu puerta, o sólo mirando por una pantalla o una ventana y tú ni te das cuenta hasta que de repente sí lo haces por esas cosas que no se pueden explicar y que hacen que la vida de repente pase de ser una puta mierda a algo acojonante y sólo tienes que abrir y tirar del pomo de tu vida,

y ese pomo, arrancarlo después con decisión y sin miedo, y no volver a cerrar.

Y esa primera sonrisa que verás será tan bella que no podrás articular palabra. Y será quizá la primera de esas mil cosas solo para vosotros. Trascenderéis por primera vez.

Y comenzaríais a andar. Y otra de esas cosas serían vuestros kilómetros de amor. Si alguien os viera, se daría cuenta del andar coordinado entre lalalás de esos dos cuerpos y vería a una misma persona dividida en dos organismos biológicos independientes, unidos por la sutil línea de la vida que separa lo extraordinario de las personas corrientes. Se daría cuenta seguro, como nos damos cuenta nosotros. Nos verían sonrientes.

En la palabra nosotros habitamos. Nosotros y esas mil cosas.

Y somos ellas. Y somos también una sola. De repente no existen tres ceros.

Y mientras Max mejora lo imposible, nosotros mejoramos lo que no sabíamos que existía.

Lo hacemos cada día, sin saberlo o disfrutando de saberlo, con esa alquímica esencia inusitada y desconocida

que fluye entre nosotros, capaz de fundir el acero de la cúpula del cielo, entrando sin llamar y sin invitación bendita y eso ocurre con luz y sin ella mientras que nos dormimos a cualquier hora acariciándonos y acurrucándonos al amparo del vuelo estiloso del Enterprise.

Y, como Jim hace en su afán de proteger su nave, lucharía con quien fuera por un átomo de cualquiera de esas mil cosas.

Y las echo de menos. Joder. A cada una de ellas.

Te levantas y quieres que todo sea una de nuestras mil cosas pero en directo.

Sabes que acabará ocurriendo y que todo esto es maravilloso. Y más que lo será.

Las mil cosas. En directo. Eso quiero.

 

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