Somos todos hortalizas de un huerto. Esperamos que alguien nos riegue mientras que tomamos el sol.
Somos todos inanimados porque los que nos riegan nos echan veneno y nos dicen a todo que no.
Somos de colores como los putos fruitis, solo que gazpacho estafó la hipoteca de mochilo y pincho.
Somos todos hijos de un mundo de locos que en vez de tierra debería llamarse «sinrazón».
Eramos una generación estupenda, lo teníamos todo para triunfar.
Los hijos de Franco, los que vivieron bien con él de nosotros se quisieron aprovechar.
Eramos inocentes, no vivimos una guerra en nuestra pubertad.
La guerra era contra nosotros. La batalla en nuestra dignidad tuvo lugar.
Eramos muy confiados, el alcohol y la droga tenían que funcionar.
En ese sistema educativo, esa solución era lo natural.
Eramos unos pardillos, ocho horas en el colegio como si fuera una jornada laboral.
Seremos lo que queramos ser,
Seremos lo que podamos vencer,
Seremos lo que un día debimos hacer,
Seremos lo que hoy hemos de temer.