La elipsis del chuc-chuc

Me pasan desde haces unos meses cosas que no puedo explicar sin esos escalofríos que se sienten cuando vives algo totalmente único y especial en tu vida. Son momentos similares a tocar el cielo con la yema de los dedos, que los disfrutas tanto que te da pánico que algún día no puedas tenerlos.

 

Sonidos de retro-trenes, un codo enganchado en un pasamanos.

Unas risas por ser la segunda vez que me pasaba,

dolorcillo por ese atrapamiento, mirada a los ojos, su cabeza sobre mi hombro acoplada

como si llevase haciéndolo 5000 años.

 

Entramos en el túnel escavado bajo una montaña. Ese túnel es nuestro para siempre.

Oscuridad total pero las luces de aquel retro tren se iluminaron.

Frío ambiental pero mis brazos pronto a los suyos abrazaron.

Nuestros labios se acercan con la explosión de un beso nuclear en mente.

 

Nosotros hacemos que el tiempo pare o se detenga.

Esa dimensión se para solo si nuestros corazones lo hacen

Somos parte del mayor cariño que alguien desear pretenda

Dice chuc-chuuuuc, me emociono en aquel túnel, momentos para los que hay personas que nacen.

 

Sigo protegiendo sus bracicos y creo que podría protegerla del mismísimo apocalipsis

aunque nos pillase en aquel túnel oscuro y húmedo

en aquel sitio arrancado de la naturaleza por el hombre rudo

junto a aquella chica, que en dos meses parecía que teníamos de dos años una elipsis.

 

 

El metabolismo de Huesitos

Fuimos a un chino donde comen chinos, pero esos chinos clientes y cocinillas, estaban de vacaciones todos.

Luego nos dirigimos hacia una sitio de ensaladas, pero nada, estaba llena la sala, la gente se embutía sobrasada, y ella empezaba a estar desesperada.

Caminamos de la mano cogidos ante dos fails en su mente. Paré un poco el ritmo y le dije con tono vehemente: no son fails, si estamos juntos, fail sería que nuestras manos no se estuvieran tocando bajo este sol caliente.

Entendió el tono, pero su hambre era mayor que mi momento épico. Su caminar era de correcaminos, su objetivo llegar, no-muerto. Podemos ir al sitio del otro día, así resolveremos este entuerto. Sus ojos y su caminar fibroso, entendieron la solución al momento.

Sentóse, me indicó y bajó al baño de forma subrepticia. Yo me quedé en el cielo, se despidió brevemente con un beso y una caricia. Pedí para los dos, la noticia era su andar de baile y su sonrisa. Esa foto que le saqué con una mirada de rendija.

 

Comió, y se relajó. Su momento quedó atrás.

 

Huesitos y su metabolismo

convierten cualquier momento en algo que merece ser vivido.