Me pasan desde haces unos meses cosas que no puedo explicar sin esos escalofríos que se sienten cuando vives algo totalmente único y especial en tu vida. Son momentos similares a tocar el cielo con la yema de los dedos, que los disfrutas tanto que te da pánico que algún día no puedas tenerlos.
Sonidos de retro-trenes, un codo enganchado en un pasamanos.
Unas risas por ser la segunda vez que me pasaba,
dolorcillo por ese atrapamiento, mirada a los ojos, su cabeza sobre mi hombro acoplada
como si llevase haciéndolo 5000 años.
Entramos en el túnel escavado bajo una montaña. Ese túnel es nuestro para siempre.
Oscuridad total pero las luces de aquel retro tren se iluminaron.
Frío ambiental pero mis brazos pronto a los suyos abrazaron.
Nuestros labios se acercan con la explosión de un beso nuclear en mente.
Nosotros hacemos que el tiempo pare o se detenga.
Esa dimensión se para solo si nuestros corazones lo hacen
Somos parte del mayor cariño que alguien desear pretenda
Dice chuc-chuuuuc, me emociono en aquel túnel, momentos para los que hay personas que nacen.
Sigo protegiendo sus bracicos y creo que podría protegerla del mismísimo apocalipsis
aunque nos pillase en aquel túnel oscuro y húmedo
en aquel sitio arrancado de la naturaleza por el hombre rudo
junto a aquella chica, que en dos meses parecía que teníamos de dos años una elipsis.