Descubro hace poco las tortillas de dos pisos y casi me da un patatús. Resulta que la veo en una foto de huesitos y me comenta que esto es muy habitual en los bares de madrid, y yo sin enterarme. El dobletortillismo que vi en su foto era de patata y atún y me ha parecido tremendamente inspirador, además de tener una pinta colosal.
La vida a veces son esos dos o tres huevos con los que hacemos la tortilla cada semana. A veces estamos más frescos, otras veces parece que nos vamos a caducar. A veces cuajamos una gran tortilla con poco que hagamos y otras veces nos pegamos en la puta sartén por no haber comprobado si era la antiadherente y la liamos y hacemos una especie de halcón milenario bastante infame que da para unas risas pero sabe a rayos fritos y nos quedamos sin comer lo que queríamos.